Qué ver en Pastrana: Historia, Gastronomía y Relax

¿Te imaginas un fin de semana en Pastrana donde no falte historia, momentos de relax y buena comida?

En este post te cuento qué hacer y ver en Pastrana para disfrutar al máximo de esta localidad de Guadalajara que no te dejará indiferente.

Para que os situéis, Pastrana es un enclave privilegiado que pertenece a la provincia de Guadalajara y se encuentra dentro de la Comarca de “La Alcarria”.

Está declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1.966, y Camilo Jose Cela la describió como “instantánea del tiempo pasado” en su novela Viaje a la Alcarria.

Qué ver en Pastrana

Paseando por el pueblo, descubrimos sus secretos mejor guardados:

La Calle Mayor es la principal de la localidad, en la que encontrarás los mejores restaurantes de Pastrana y bares a ambos lados y donde se encuentran los dos locales más dulces del pueblo:

• La Pastelería Éboli, donde compramos los típicos bizcochos borrachos y unas palmeras de chocolate riquísimas; y
• Chocolates Éboli, ¡donde te podrías quedar horas y horas mirando el escaparate!

Al final de la Calle Mayor, llegamos a la Plaza de las Horas, desde donde podemos ver unas magníficas vistas del otro lado de Pastrana y donde se encuentra el Palacio Ducal, uno de los lugares imprescindibles que ver en Pastrana.

En este palacio, estuvo encerrada hasta su muerte, la famosa Princesa de Éboli. La historia de esta mujer, Ana Mendoza de la Cerda, está llena de leyendas y sufrimiento. Se casó muy joven, a los 12 años, con el secretario del rey Felipe II, Ruy Gómez de Silva, y tuvieron 10 hijos.

Fueron nombrados primeros Duques de Pastrana y vivieron muchos años en Madrid. Al ser su marido príncipe de Éboli, localidad de Nápoles, antes española, ella adquirió el famoso título de Princesa de Éboli.

Lo que más llama la atención de este personaje histórico, además de su vida, es su imagen, puesto que la princesa llevaba un parche en el ojo. Hay muchas leyendas respecto a las razones por las que lo llevaba, desde que se hirió mientras hacía esgrima, hasta que tenía mal la vista de un ojo. El caso es que, los cuadros con su retrato, están por toda Pastrana.

Cuando murió su marido, ella pasó años de sufrimiento, y llegaron las malas lenguas, que decían que cortejaba a Felipe II y demás personajes de la corte. Quiso meterse a monja, pero Santa Teresa de Jesús no lo vio con buenos ojos; y tras varios enfrentamientos entre ambas, se quedó sola en su palacio de Madrid.

Tras tantas intrigas y cortejos, Felipe II la encerró, para finalmente morir en 1.592, tras 10 años sin poder salir de la torre del Palacio Ducal de Pastrana.

Si volvemos por la Calle Mayor, en dirección hacia la Plaza de los Caños, conocida por su fuente, llegamos a la Colegiata, justo al lado del Ayuntamiento, uno de los imprescindibles que ver en Pastrana.

Algo que parece obvio, pero que yo no sabía, es que las localidades que tienen catedral, es porque en ellas está presente el obispo, si bien, en Pastrana no hay catedral, sino colegiata, ya que, no estaba regida por el obispo, si no por 48 canónigos o colegio de sacerdotes.

Actualmente, solo hay un sacerdote en Pastrana y tuvimos tanta suerte, que él mismo nos hizo la visita guiada por la misma. No sólo nos contó anécdotas del pueblo y la historia de Pastrana, sino que, al ser además profesor de música, ¡nos tocó el órgano! Nunca había estado en un concierto de órgano de viento en vivo y en directo, ¡increíble!

Dos curiosidades de esta Colegiata: en ella, se encuentra enterrada la Princesa de Éboli, junto a su marido y unos de sus hijos, en el Panteón, situado en el sótano del edificio.

Además, en el altar se sitúa el retablo mayor, en cuyo centro se encuentra una pintura sobre ágata de un famoso artista francés, Jacques Stella.

El cura de Pastrana nos comentó que hacía unos meses, un francés encargado de una exposición de este pintor en el museo del Louvre de París, había aparecido en la Colegiata para hacerle fotos a esta obra de arte, ya que iban a exponerlas en Lyon, y la calificaron como la primera pintura de Stella.

Un gran paseo por la historia de Pastrana, que nos dejó un buen sabor de boca.

Dónde comer en Pastrana

Hay varios restaurantes en Pastrana que sirven comida tradicional castellana, así que no teníamos muy claro cuál elegir.

Finalmente nos decidimos por el restaurante Moratín para comer en Pastrana, y no nos equivocamos. Situado muy cerca del edificio histórico de la Guardia Civil, es un restaurante renovado por dentro, todo de madrea y muy bonito. Tomamos el menú de fin de semana, por 17 euros y ¡comimos de maravilla!

Lo que teníamos claro, es que ese fin de semana probaríamos todos los platos típicos de la zona, así que elegimos para comer morcilla, migas de Pastrana y cordero asado a la barreña.

Todo estaba buenísimo, y lo acompañamos con vino de la casa. El postre fue también de lo mejorcito: tarta de la abuela. ¿Recordáis las tartas típicas que hacían nuestras abuelas y nuestras madres cuando éramos pequeños, de galletas con chocolate? ¡Una delicia!

Momentos de relax

Uno de los mejores momentos del fin de semana fue el SPA rural de Pastrana, un pequeño spa con todo lujo de detalle en el que nos mimaron durante dos horas de la mejor manera posible.

Si visitas el municipio, esta es una de las cosas que hacer en Pastrana que no te puedes perder.

Se encuentra a 10 minutos andando del centro pastranense. Seguimos mal las indicaciones que nos dieron y nos perdimos, pero rápidamente llamamos por teléfono, y nos indicaron cómo tenías que llegar. Como ya era un poco tarde, estábamos apurados, pero las chicas del centro nos trataron tan bien que en seguida se nos olvidó.

El recorrido que hicimos fue el siguiente: chorros y jacuzzi para comenzar a relajarnos, exfoliación con productos naturales de la zona (uva, higo, granada, almendras, miel…¡qué bien olía!); baño turco con una humedad del 95% para abrir los poros y que penetren los ingredientes anteriores.

Después fuimos a una zona “fría”, con hamacas, velas y luz tenue donde nos pusieron una mascarilla de proteína de seda. En este punto, casi me quedo dormida, estaba totalmente relajada..

Pero eso no fue todo, nos esperaba la “zona de descanso” con camas, donde predomina la aromaterapia y la colocación de piedras frías. Aquí sí que llegué a dormirme, era como estar en una nube… Para terminar, unos trozos de piña y té con manzana para subir la tensión. ¿Qué más se puede pedir?

Dónde cenar en Pastrana

Por la noche, tuvimos la oportunidad de disfrutar de una cena-degustación de los platos más famosos del Cenador de las Monjas.

Antiguo Convento de clausura, ahora lo atiende un matrimonio encantador. Nos sentimos como en casa. La sala donde cenamos tenía techos altos de madera y una chimenea que hacía el lugar más acogedor si cabe. Las paredes estaban llenas de cuadros de la famosa Princesa de Éboli.

Desde la morcilla, pasando por el secreto ibérico hasta las gachas, todo cocinado a la perfección. Otra vez, ¡el postre magnífico! Sorbete de mango, chocolate negro con naranja y el famoso bizcocho borracho de Pastrana.

Dónde dormir en Pastrana

Para elegir hotel en Pastrana, no decidimos por un hotelito con encanto y familiar en el centro del Pastrana, y os lo recomiendo; se llama Hotel Palaterna y se encuentra situado en la Plaza de los Caños, una de las más famosas de Pastrana y al lado de la calle Mayor.

Antes de partir de este pueblo pintoresco, no os olvidéis pasar con el coche por el Convento de San Francisco. Tiene las vistas más sorprendentes de todo Pastrana, merece la pena.

Si tenéis ganas de pasar un fin de semana especial con historia, rural y relajado en la Pastrana más encantadora, no os lo perdáis. ¡Os lo recomiendo!

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Autora: Sara Rodriguez

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